miércoles, 16 de enero de 2013

Cómo afectan las emociones al adn

Las emociones son vibración
La parte intangible de nuestra existencia como las emociones son parte de la verdadera realidad de una conciencia superior. Si las emociones son parte del reimi que no podemos experimentar con nuestros cinco sentidos, entonces ¿cómo es que todos somos conscientes de nuestras emociones? Lo que la mayoría de las personas cree que son llegad emociones no son verdaderas emociones en sí. Lo que experimentamos es una manifestación física de dichas emociones.

La ira causa una perturbación en la psique que se manifiesta en el ego. Estas manifestaciones hacen que la frecuencia cardíaca aumente, que suba la temperatura corporal y se generen otros rasgos físicos que expresan ira.

Así como la música de la radio es una manifestación física de una señal intangible, nuestra experiencia de las emociones también es una manifestación física de una señal intangible.
Se ha demostrado que nuestras emociones tienen su propia frecuencia vibratoria. Más aún, solamente existen dos emociones básicas que los seres humanos experimentan: MIEDO y AMOR. Todas las demás emociones derivan directa o indirectamente de estas dos emociones.

La vibración del miedo y del amor
El miedo tiene una frecuencia de vibración larga y lenta. Mientras que el amor tiene una frecuencia alta y muy rápida. Para demostrar que las vibraciones son la base misma de nuestra existencia Hans Jenny desarrolló lo que se conoce como Cimática para demostrar que cuando las vibraciones del sonido se transmiten a través de un medio de comunicación, seguidamente se generará un patrón, cuando la frecuencia aumenta el medio desarrolla un patrón más complejo. Esto es precisamente lo que le está sucediendo a nuestro planeta y a la humanidad.

Hay 64 posibles combinaciones de aminoácidos en nuestra estructura de ADN, realizados a partir de 4 elementos: carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno.

De acuerdo con la lógica, deberíamos tener las 64 combinaciones activas dentro de nuestra estructura de ADN. Sin embargo solo tenemos 20 códigos activos.

Hay un interruptor que apaga y enciende la posibilidad de que aparezcan estos códigos, y ese interruptor es lo que nosotros llamamos emoción.

El miedo es una lenta y larga onda por lo que toca relativamente pocos puntos de nuestro ADN. De modo que una persona que vive permanentemente en un estado de temor, limita su “antena” del espectro que tiene a su disposición.

Considerando que una persona vive según el patrón del amor, que tiene una mayor frecuencia y una longitud de onda más corta, tiene muchos más sitios potenciales para la codificación genética a lo largo de dicho patrón.

Fuente: Video de las vibraciones de las emociones
http://www.youtube.com/watch?v=m6dmw6SWWks

Miedo y amor influencian el ADN
A principios de los 90, Dan Winter del Instituto Heartmath descubrió que las emociones programan la doble hélice de nuestro ADN, y activan directamente el código genético de nuestros cuerpos, es decir, los aminoácidos de la forma humana.

El experimento fue realizado por el Institute of Heart Math y fue titulado: Efectos locales y no locales de frecuencias coherentes del corazón en los cambios conformacionales de ADN. En este experimento ADN de placenta humana (la forma más prístina de ADN) se colocó en un recipiente donde se podía medir los cambios en el ADN. Se repartieron 28 tubos de ensayo a 28 investigadores capacitados. Cada investigador había sido entrenado para en cómo generar y sentir sentimientos, y cada uno de ellos tenía emociones fuertes. Se descubrió que el ADN cambió su forma de acuerdo a los sentimientos de los investigadores:

1. Cuando los investigadores sintieron gratitud, amor y aprecio, al ADN respondió al relajar y desenrollar los hilos. La longitud del ADN alargó.

2. Cuando los investigadores sintieron rabia, miedo, frustración o estrés, el ADN respondió enrollándose. Se hizo más corto y “cerró” muchos de los códigos.

Si alguna vez se ha sentido “apagado, desconectado” por emociones negativas, ahora sabe por qué su cuerpo también se “apagó”.

Cuando los investigadores sentían amor, alegría, gratitud y aprecio, el cierre de los códigos de ADN se revertía y los códigos se conectaban de nuevo.

Este experimento fue realizado más tarde con pacientes VIH positivos. Descubrieron que los sentimientos de amor, gratitud y aprecio crearon 300.000 veces la respuesta inmune que tenían sin ellos.

Aquí está la respuesta que puede ayudarle a mantenerse bien, no importa qué tipo de virus o la bacteria esté flotando alrededor. ¡Mantenga los sentimientos de alegría, amor, gratitud y aprecio!

Estos cambios emocionales fueron más allá de los efectos del electromagnetismo. Los individuos entrenados para sentir amor profundo fueron capaces de cambiar la forma de su ADN. Gregg Braden dice que esto ilustra una nueva forma reconocida de energía que conecta toda la creación.

Fuente: http://www.redicecreations.com/specialreports/gbraden2.html

martes, 15 de enero de 2013

La Vida Es Un Espejo

Todos los vicios de la mente son fruto de interpretar de forma egocéntrica la realidad, una actitud impulsiva e inconsciente que nos impide aceptar lo que sucede tal como viene y a los demás tal como son. Ésta es la causa real de todo nuestro sufrimiento, que además nos encierra en un círculo vicioso muy peligroso. Para poder amar, primero hemos de albergar amor en nuestro corazón.

En este caso, el problema es en sí mismo la solución. Y lo primero que debemos saber es qué es el amor. No al que estamos tan acostumbrados, sino al de verdad. Porque una cosa es querer, y otra muy distinta, amar. Querer es un acto egoísta; es desear algo que nos interesa, un medio para lograr un fin. Amar, en cambio, es un acto altruista, pues consiste en dar, siendo un fin en sí mismo. Queremos cuando sentimos una carencia. Amamos cuando experimentamos plenitud. Mientras querer es una actitud inconsciente, relacionada con lo que está fuera de nuestro alcance, amar surge como consecuencia de un esfuerzo consciente, que nos hace centrarnos en lo que sí depende de nosotros.

Cuando uno ama no culpa, ni juzga, ni critica, ni se lamenta. Los que aman intentan dejar un poso de alegría, paz y buen humor en cada interacción con los demás, por muy breve que sea. Amar también es aceptar y apoyar a las personas más conflictivas, porque son precisamente las que más lo necesitan. Amar de verdad es sinónimo de profunda sabiduría, pues implica comprender que no existe la maldad, tan sólo ignorancia e inconsciencia. La paradoja es que el amor beneficia primeramente al que ama, no al amado. Así, el amor sana y revitaliza la mente y el corazón de quien lo genera. Por eso recibimos tanto cuando damos.